22 may 2011

Catalogando lo catalogado

Tapa del catálogo
En estos tiempos donde nada podría decirse con certeza acerca del sentido de las obras de arte, en que preguntarse por su significado parece un acto inútil, John Berger encuentra una posibilidad desplazando el eje de reflexión y trabaja para vincular lo que el tiempo fue convirtiendo en compartimentos incomunicados: el arte y la vida. No lo hace desde una perspectiva humanista ingenua sino que su recorrido crítico es en realidad una forma de descubrimiento de experiencias: la del artista, la que propone la sociedad, los espectadores, los sectores de poder y las minorías.
 Los modos de ver de todos como un descubrimiento que permanentemente se reformula y que implica una tarea de paciente indagación.
 En definitiva lo que propone es encontrar un lugar en el mundo desde donde volver a pensar, dibujarlo de otra manera intentando devolver a cada uno la posibilidad de construir una experiencia propia que se una a la experiencia de los demás. Y es el arte el ámbito donde estas posibilidades se expresan con mayor intensidad, donde la historia y la vida transcurren en un espacio de permanente construcción.
 Mi vida transcurre así, ante cosas simples, una escuela, un insecto, una iglesia, anécdotas mínimas, episodios breves, alimentados por lo que está al alcance de la vista. Objetos, paisajes, bichos que resultan tan extremadamente cotidianos que suelen desaparecer.Traerlos, acercarlos, rescatarlos de esa cotidianeidad para que otros puedan mirarlo de diferentes modos. Crear un ejercicio a través del "mirar", del "leer" que se transforme en una experiencia única y propia como cada individuo.

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